sábado, 28 de marzo de 2009

Manteca de Cacao

Disculpen este prolífico sábado marciano; lejos de mí el querer aturdirles con tanta comida. Sin embargo, he de contarles lo que más me sorprendió de Marrakesh. No sé si a ustedes les pasa todos los días aquello de llegar a una ciudad tremendamente desconocida y encontrarse con el hombre o la mujer de su vida. Salgorda, qué piensa usted?


Fue sorprendente, para mí, hallarte entre naranjas, pomelos y limones, exprimidos bajo el sol. Me sentía secuestrada por tu belleza.






Y a partir de ahí estuviste en todo: en las almendras, los pistachos, la miel, el té, la harina, la canela... mi chute de azúcar, mi droga, yes i do...





...en el kebab, en la kafta, en las manos, en la báscula, en los tizones ardientes, en el naranja del fuego, en el humo...







...en mis desayunos de omelette marocaine, café con leche, marmalada de higos, huevo frito, plumcake de almendras, en el miel de rosette...






Busco una ventana, granos amarillos, piedras azules; busco esa calle, agua salada inmensa, chez Meryame; busco una buganville, una palmera, raíces.
Como cuando Anita canta aquello de comerme el mundo ahí fuera.

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