jueves, 19 de noviembre de 2009

el Tiempo

Entre muchas, hay dos cosas que no olvidaré nunca de ti:

1. me enseñaste que no todas las cosas tienen una explicación
2. me dijiste que las cosas pueden cambiar

Hoy, que todavía puedo afirmar que pienso en ti almenos una vez al día (cuando no más), esas dos máximas vuelven a mi vida y la revuelven.

Quizás no sepas que nunca más volveré a Roma. Es la ciudad del palíndromos y me desmayo con tan sólo pensarlo... además, fijate, hay muchas romas por debajo de roma...
Tampoco sabrás que hay lugares que me son prohibidos: el parque de la Plaza Colón, la calle Orellana, la azotea del CbA, la sala 9 del Ideal, el monumento al Quijote, y mi misma casa de la calle Toledo.

Y hay platos que nunca más comeré... fuet y queso manchego, gnoquis de 4 quesos, el chocolate, el menú de mediodía. Y hay pelis que nunca más veré, como Kill Bill, o Vicky Cristina Barcelona, y música que perderé... con lo que me gustaban a mí The Cure, joder.

Pero arriesgué, y perdí. No tanto a ti, que nunca te tuve ni te quise tener; sino que perdí todas estas cosas y más que aquí no caben. Aunque lo que más me fastidia es la sensación de haber perdido algo más grande...