martes, 17 de marzo de 2009

Cava baja

Cambiar de barrio es todo un reto: hay que volver a plantearse cómo llegas al trabajo (metro, renfe, pies, me compro un coche, mejor una vespa), dónde vas a hacer la compra (ya te imaginas las luces lívidas de supermercados con nombres diáfanos como día o lídel o carreful), a qué quiosquero confiarle la manía de los cupones del sábado, qué pijama ponerte para bajar a los chinos a comprar leche un domingo por la mañana.
Esta noche, por La Latina, bien tres preciosas damas se reunieron a mi lado para darle una vuelta al mundo. Sólo una fumaba, acompañando su lucky con un rueda afrutado, joven y servido en copas poco idóneas. La segunda, y segunda sólo a Lilith, siguió la onda del color. Susana pidió tinto y tomó la iniciativa.
En breve cayeron:
Croquetas de jamón, sí, de las de toda la vida, pero caseras, la bechamel pegajosa, el rebozado perfecto, el jamón inventado. Desaparecieron con el hambre. Acompaniaban alquileres, compras, reencuentros, sociedades anónimas, enfermedades laborales.
La ensalada de cebolla, ventresca, tomate pelado y vinagre de Módena (Eva obvió sobre la palabra Módena) realzó el sabor del vino, y sólo un cocktail japonés podría equiparar aquella euforia del probar.
Una tosta de salmón y, udite udite, queso parmesán. Desde mi asiento, y perfectamente sintonizada en la mesa de al lado cual radiocírculo, pensé que aquello era un disparate: desde pequeña me enseñaron que il parmigiano y el pescado nunca, pero nunca, hubieran podido unirse en matrimonio. A menos que... una rebanada de pan rústico huntado en mantequilla no les hiciera de cama. Y así fue, y tan panchas se quedaron las nenas.

Tengo que confesar que lo mejor que aprendí en todo el día fue a unir las palabras sensación y comer. Cuando Susana, antes de que todo esto aconteciera, me dio a probar un bombón de crema de leche envuelto en chocolate, nunca hubiera pensado que con tan poco podía volver a tener 12 años. Me emocioné y quise saber dónde estaba el secreto. Peta Zeta, me dijeron.

Pero todavía no soy capaz de acordar cómo se decía aquello. En mi antiguo idioma.

No hay comentarios: