domingo, 12 de abril de 2009

Buona Pasqua

En la mesa redonda, con su mantel rojo, esta mañana hubiera encontrado:

  • huevos bendecidos y hervidos, y mi padre le hubiera roto la cáscara con la punta de un diente de tenedor, dulcemente como sólo él sabe, un poco de sal y pimienta y a su bocota de ojos azul lunar;
  • huevos bendecidos pero normales, para mí: mi mamá los hubiera partido por la mitad con un golpe seco en el limbo del lavabo, hubiera separado las claras y echado las yemas a un cuenco con azúcar, hubiera batido todo hasta obtener esa crema que llamamos zabaione;
  • huevos chocolate en cantidad, pues ambos sabrían que vengo con resaca incluida y ganas de sorpresas;
  • galletas de almendras, café y leche calientes;
  • colomba pasquale;
  • fuet cortado oblícuo, parmesán en rocas, triángulos de manchego (se lo hubiera regalado yo), squaqquerone mon amour;
  • y Pizza di Pasqua, ese pan que sólo encuentras por nuestra zona, querido centro Italia que tiemblas, hecho con parmesán, cubitos de hemmental, harina, huevos, levadura natural, leche; horneado, deja el olor inconfundible de estos días;
  • a mi familia al completo, y si alguien hubiera tenido que resurgir, pues que hubiera sido mi abuelo coño! con cada uno de sus dientes postizos, con cada una de sus arrugas y con ese carácter bruto que heredé.

Y bueno... no puede ser, pues me quise ir lejitos. Pero les puedo extrañar, que es la forma de querer que tenemos cuando estamos lejos.

2 comentarios:

Unknown dijo...

A mi me pasa casi lo mismo, pero soy yo la que está en casa, y el resto disfrutando de unas buenas vacaciones, yo ya disfruté de las mías con los 6 o 7 sentidos (los que hacen falta para estar en Marrakech)
Hoy he tenido un ataque de melancolia... y no he podido hacer otra cosa que atacar al chocolate.
Menos mal que existió Cristóbal Colón! Que haríamos sin chocolate ni café?

La Isla del Medio dijo...

ay May Day, cómo está en su espiral? ha sido una lástima no verla en estos días, pero ya sabe... una tiene compromisos culinarios que hay que mantener.
yo, para superar esa melancolía de la que habla, me he ido a vivir a la casa de la bruja de Hansel y Gretel y ahora tengo paredes de chocolate, muebles de almendras, camas de mazapán y espejos de azúcar.
Pero hay buenas noticias: Marrakesh visitará Madrid muy pronto, y juntos iremos a Valencia. Dígale a su esposo que prepare la mansión. Obviamente, cocino yo. Y la mezcla será aún más sabrosa.