miércoles, 13 de mayo de 2009

Cartas de la Isla VII

"Sinatra jamás había sufrido una humillación semejante. Sentado bastante lejos de Don Genco, que monopolizaba la atención, nadie se interesaba por él. Parecía un invitado de última hora a quien hubieran hecho el favor de darle un plato en una comida campesina. Las criadas habían colocado ante el señor del lugar tres enormes soperas llenas de pasta-cicci, esa copiosa sopa siciliana hecha a base de carne cocida, macarrones y garbanzos sumergidos en una mezcla de jugo de carne y de aceite de oliva.
Genco Russo hizo que le pasaran uno a uno los platos vacíos para llenarlos él mismo con la ayuda de un gran cucharón de estaño. Él se sirvió el último. Todos esperaban con la cuchara levantada a que Don Genco metiera la suya en su plato. A partir de ese momento no se oyó una sola palabra, sólo los ruidos que se producían al sorber y risas contenidas, hasta que los platos estuvieran vacíos y los rebañaran con la miga de un trozo de pan que cada uno de ellos había cortado con su propio cuchillo, que guardaban luego en su bolsillo del pantalón. Cuando se dieron cuenta de que Sinatra no tenía cuchillo, se echaron a reír, y Don Genco trató de solucionarlo pidiendo al picciotto que estaba de pie detrás de él que fuera a buscar uno a la cocina para "Don Francesco". Lo que de nuevo hizo reír a todo el mundo. El título de Don, otorgado con irónica condescendencia a un hombre sin cuchillo propio, fue una broma mafiosa que, a partir de entonces, se repitió a menudo en los banquetes de las familias.
Los criados reaparecieron con el bollito-misto, consistente en carnes acompañadas de hortalizas cocidas: patatas, puerros, espárragos, zanahorias, nabos y cebollas. Don Giuseppe Genco Russo hizo que volvieran a pasar los platos y..."

"Frank Sinatra se arrodilla ante su jefe (1963)"
en La Mafia se sienta a la mesa,
de J. Kermoal y M. Bartolomei

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