sábado, 16 de mayo de 2009

Amarcord versión Inch'Alla o Cous Cous made by heart


Hace varios años ya que falto de mi país, y cada vez que lo reencuentro - en alguna de sus formas - me sorprende mi propia enajenación (se dirá así? o acabo de inventarme otra palabra?).

Lo mismo me pasa cuando gran parte de mi familia viene a verme, para rehuirme un rato y volvernos a juntar. Pero si a todo esto le añadimos esa hermosura hecha bondad y hombre de Paquito, otro hombre de mazapán alias Pacopadre, una belleza vital de Tánger como Zina y, dulcis in fundo, el último amor que acaba de entrar en mi vida (tiene los ojos grandes, imana los espejos y tiene nombre de flor), y si la location es una ventosa casa de Arucas desde donde se ve la Isleta, que tiene jardín, tobogán (sic) y más de 700 botellas de licores de todos los países, catalogados por sentimiento cual biblioteca borgiana, entonces...

Sé que Zina se levantó temprano aquel día, y pensó en que todo iba a ser maravilloso cuando se miró al espejo. A las 9.30 de la mañana empezó a lavar repollo, berenjenas, calabazas y cebollas, cortó todo en forma de acogida, de sonrisa, de corazón (esta mujer vale oro, dijo el hombre sorprendido), y puso a hervir para que naciera el caldito de tu tierra habibi. Había pedido ya cous cous desde allá, pues el de aquí no es el mismo, y no sé cómo, ni cuándo, ni por qué, puso todo en el tajín. Cuécete despacio, y disfrútalo sin pensar en nada.

7 italianos, 2 canarios, 1 marroquí y little habibi, rodeados de regalos, de idiomas, de amor y de locuras. Sentados alrededor de una mesa de Cartuja, dulce de Moretta Fanese y cuentos repentinos, mezclamos nuestras historias para el futuro. Y no bastan las palabras para alcanzar una sobremesa de novela, junto a Candelarita, Roque y los demás.
Fuimos muchos más, Pacopadre querido, y no te sorprendas si, al volver a escuchar la grabación, oyes las voces de nuestros fantasmas decirte una vez más: gracias.

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