lunes, 10 de agosto de 2009

El vacío bajo mis pies

"Ésos fueron los factores que libraron a Ormus Cama de los lazos ordinarios de la vida familiar. De los lazos que nos estrangulan y que llamamos amor. Al soltarse de aquellos lazos, se hizo libre, con todo el dolor que acompaña al proceso.
Sin embargo, lo que queremos es amor y no libertad. Entonces, ¿quién es más desgraciado? ¿El amado, al que se da lo que su corazón desea y tiene que temer luego siempre su pérdida, o el hombre libre, con su libertad inesperada, desnudo y solo entre los ejércitos cautivos de la tierra?"

Salman Rushdie, El suelo bajo sus pies

—Muy bien —dijo Vina Apsara— Ahora vamos a comer.
Y vamos a comer, digo yo.

6 comentarios:

La Isla del Medio dijo...

Una vez mas... el tema es simple... yo no quiero amor, prefiero libertad, libertad es todo lo que necesito, aparte epero siempre siempre tenerte a vos para acunarme en TU Libertad...

La Isla del Medio dijo...

Ay, yo quiero amor, y mucho. Y libertad, toda.
Yo lo quiero todo.
a VOS primero.

Anónimo dijo...

1-Resulta un poco dificil disfrutar de la libertad cuando el amor nos echó el lazo.
2-¿Porqué siempre identificamos amor con grilletes y cadenas?
¿Qué fue del "el amor te da alas"?
3- ¿Porqué libertad tiene que ser sinónimo de soledad?
Si yo pudiera escoger libremente estaría abrazando amig@s muchas horas del día
4- Hay muchos tipos de lazos (confieso tener un cuento donde tienen gran protagonismo), algunos están la mar de bien

Anónimo dijo...

Confieso por segunda vez que el anonimato no me convence. Como las palabras "nunca" y "siempre" (que raramente son reales).
De manera que:
1-Las palabras pueden ser piedras peligrosas. Pero enlacémonos, tiremos y disfrutemos.
2-Habría que preguntárselo a Rushdie, pero tuve un problema con mi móvil y perdí su número.
Ese dicho fue relegado al anuncio publicitario de una bebida con taurina.
3-Ni idea. Pero qué agobio estar abrazando todo el tiempo, no? Aunque a mí también me encanta.
4-En este punto tiene 2 posibilidades: enviarnos el cuento y esperar que mi buen alma quiera publicarlo; o abrir su blog, que es una buena forma de dar protagonismo a nuestros propios escritos.

Desde el otro lado, gamba

Anónimo dijo...

Si algún día abro un blog el primer post hablará de todas las razones por las que no quiero ni debería escribir un blog.
No acabo de entender porque ese afán de sacarme de un anonimato que no es tal porque hay una isleña que me tiene fichada: Será que estoy acostumbrada a disfrutar de los conciertos a oscuras y de la lectura en pijama, y hasta ahora nunca me ha llamado a casa Galeano a preguntarme si yo era la que había comprado el ejemplar 22.ooo de la segunda edición. Yo también le tengo tirria a las palabras siempre y nunca, sobre todo cuando van en frases como "nunca vacías los ceniceros" o "siempre te dejas las zapatillas en el comedor". El día tiene 24 horas y yo le dedico como 45 min. mínimo a a acariciar a mis gatos; si de vez en cuando durmiera con algún ser amado podría seguir dedicando toda la mañana a escoger las ofertas de Mercadona, y solo me impediría aplicarme la mascarilla facial de noche que por cierto, nunca he usado.

Empecinadamente anónima, disfruto de su isla y espero que vuelvan a escribir.

Anónimo dijo...

Las isleñas fichan, es una de sus características principales. Y las italianas rubias más, con lo cual está usted sin vía de escape.

Sus gatos merecen más de 45 minutos al día, creo yo, y me da tanta envidia que usted pueda acumular ofertas de Mercadona, que yo no lo tengo cerca y me tocan el deprimente Lidl o el incoherente Día. Debería mandar a la mierda esta ciudad y mudarme en la pepera Valencia. Además, el otro día me dijeron que estoy a un paso de aburguesarme totalmente, yo que soy de pueblo y encima italiano (que mi familia sea mafiosa desde hace generaciones, lo obviaría, o lo dejaría en letras de post).

Confieso que estas diatribas griegas con usted me apasionan, y más cuando se dan en la terraza de un último piso que mira a los ascensores transparentes del Reina Sofía. Propongo pasarlas a una terraza de barrio pijo (el suyo o el mío, em fa igual) o bien a parassitas, que da más el pego que una isla con afán culinario y tranquilo.

Si en algún momento cambiara usted de idea sobre abrirse un blog o bien salir del anonimato, que sepa que seré siempre su primera y fiel lectora. De todas formas, yo no usé la palabra "debería" (hace ya más de dos años que la eliminé de mi particular vocabulario, junto con "siempre", "nunca" y alguna más que están escritas en una servilleta de bar chuequino). Sólo le sugerí una alternativa; pero puede agarrarse a la otra, alter, y por ejemplo enviarme un cuento galardonado.

Tengo ganas de leerla. A mí también me apetece interactuar anónimamente con usted. Y si me apura, abrimos un blog a medias y el año que viene nos vamos, juntas, a Stockholm.

gamba