Fue un día, creo recordar, cuando tuve que darle la vuelta al mapa para que Murcia coincidiera con Turín, luego Girona con Tucumán, y finalmente, Madrid con Montpellier. No siempre una sabe darle una vuelta al mundo; no siempre el mundo se deja dar una vuelta. Pero Rubik salió.
Así fue, que además un día me llamas para recordarme que me quieres. Yo salgo a bailar y te miro y te hablo en silencio. Mañana sale el tren, de nuevo, hacia ella. Y ayer lo pinté de azul klein, y ojalá aparezcas, y ojalá con un solo corazón.
Dentro de poco nos volvemos a ver. No podemos vivir el uno sin el otro, sin hoteles, colectivos, sin abrazarnos, sin contarnos, sin vivirnos un ratito más.
Hemos ido perdiendo escamas, plumas, vergüenzas, la ropa, el frenesí y el rojo carmesí. Hubiéramos podido perder cosas peores, que también lo hemos hecho.
Seguimos aquí, consternados y rabiosos, libres y azules, o yo o vos, o vos y yo.
martes, 27 de octubre de 2009
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